Tecnalia desarrolla una herramienta para evaluar los beneficios psicosociales de espacios urbanos naturalizados

09/04/2024

Un total de 141 personas han realizado un diagnóstico de 8 emplazamientos de Donostia/San Sebastián valorando el confort, la cohesión social, la seguridad y otros factores relacionados con la calidad de vida en esos espacios.

La naturalización de espacios urbanos afecta directamente a la percepción que la ciudadanía tiene de su entorno. Así lo demuestra el estudio para la validación de la Escala NbS-CoBAs desarrollada por Tecnalia, centro de investigación y desarrollo tecnológico, y una de las entidades socias del proyecto LIFE Urban Klima 2050. La herramienta está asociada a la acción C.7.2: Plataforma de ciencia ciudadana, cuyo objetivo es ayudar a las personas a comprender el fenómeno del cambio climático y que puedan colaborar en la investigación de sus consecuencias; y, si bien su utilización constituirá uno de los tres proyectos de ciencia ciudadana de la futura plataforma, actualmente, la encuesta ya está disponible para que las personas interesadas puedan contribuir al estudio con sus valoraciones.

En este primer diagnóstico han participado 141 personas que han evaluado 8 espacios de Donostia/San Sebastián, concretamente, los parques Koldo Mitxelena, Zubimusu y Miguel de Unamuno; y las cinco plazas urbanas cercanas Errota Aundia, Resines y Oloriz (o Lourdes Iriondo), Clara Campoamor, Padre Vinuesa y José Mª Sert.

El análisis pone de manifiesto cómo la naturalización y apertura de espacios urbanos pueden tener un impacto en la calidad de vida de la ciudadanía. Los resultados revelan que estos cambios no solo mejoran el confort en todas las dimensiones analizadas (visual, acústico, térmico y lumínico), sino que también potencian la capacidad restauradora para recuperarse del cansancio o estrés diario, la sensación de seguridad (especialmente durante la noche) y el uso de los lugares para la relajación. Además, se ha encontrado que la naturalización conlleva mejoras adicionales, como cambios emocionales positivos y una mayor justicia ambiental, especialmente en lo referente a áreas verdes.

Entre los espacios estudiados, el parque Koldo Mitxelena sobresale por los co-beneficios que proporciona a la comunidad. Su elevado grado de naturalización contribuye notablemente al confort visual, acústico y lumínico. Además, se ha observado una capacidad restauradora, generando cambios emocionales positivos, como una sensación de paz, calma y tranquilidad. Destaca también por promover la justicia ambiental, debido a una notable presencia de zonas verdes.

Por otro lado, el parque Miguel de Unamuno, ubicado en el campus universitario y con importante grado de naturalización, destaca por los co-beneficios sociales que aporta. Su diseño fomenta la cohesión y participación social, mientras que su extensión y fascinación contribuyen a su capacidad restauradora. Además, este espacio promueve la seguridad tanto de día como de noche, creando un ambiente propicio para la interacción social y el bienestar.

Sin embargo, no todos los espacios naturalizados alcanzan su máximo potencial en términos de co-beneficios. El parque Zubimusu, aunque bien valorado por sus elementos de agua, como estanques y cascadas, se ha asociado a menores co-beneficios de los esperados. Se ha identificado que la falta de mantenimiento y el mal estado del parque pueden ser los principales factores que limitan su contribución a la comunidad.

La plaza Jose M. Sert se posiciona como la plaza urbana que aporta mayores co-beneficios gracias a su amplitud, zonas verdes, laguna y áreas de descanso. Este espacio se asocia con la cohesión y participación social, el confort global y lumínico, la seguridad de día y de noche, y su uso para la relajación.

La plaza Clara Campoamor, a pesar de su completa artificialización, ha sido mejor valorada de lo esperado. Se ha asociado principalmente a co-beneficios de participación social y seguridad, sugiriendo que existen otros factores que pueden influir también en la percepción de los espacios urbanos.

Por último, la plaza Padre Vinuesa ha sido identificada como la peor valorada en todos los aspectos analizados. Su diseño cerrado, escaso campo visual, la falta de elementos naturales y un mantenimiento deficiente la convierten en un espacio poco atractivo y acogedor para la ciudadanía.

El proyecto de ciencia ciudadana que alimentan estas evaluaciones contribuirá al conocimiento sobre cómo valora la ciudadanía los espacios urbanos naturalizados, pudiendo servir, al mismo tiempo, de base para sensibilizar sobre la importancia de naturalizar nuestros entornos urbanos. Además, posibilitará la extracción de conclusiones que puedan orientar la remodelación y el diseño de espacios urbanos en los que se promueva la seguridad y la inclusividad, y se persiga la maximización de los co-beneficios para el bienestar psicosocial.